Derrotas de esas que duelen.
Eso sufrieron los Lakers en su visita del sábado a Houston, tras perder un partido apretado ante James Harden y los Rockets en el Toyota Center.
Las razones abundan, si se tiene en cuenta que se desperdició una ventaja de 21 puntos, que Lonzo Ball terminó haciéndose rayos-X en un hospital de la zona, y que el equipo perdió ante un rival directo en la carrera por la postemporada.
Sin embargo, el vaso medio lleno siempre es la mejor opción, y los Lakers tienen mucho que rescatar.
La estrategia de Luke Walton de enfocarse pura y exclusivamente en James Harden dio resultados, ya que los francotiradores locales no lograron hacerle suficiente daño a los laguneros – al menos hasta que Ball debió dejar la cancha por un esguince en su tobillo izquierdo, provocando un efecto dominó en las rotaciones.
Walton, en medio de la vorágine, se fue expulsado la ráfaga en la que los Rockets borraron gran parte de la ventaja de dobles dígitos de los angelinos, con Brian Shaw tomando las riendas del equipo el resto del camino.
En ese preciso instante el equipo podría haber bajado los brazos. Con LeBron James en Los Ángeles, Rajon Rondo de civil en la banca, Walton en el vestuario y Ball en silla de ruedas, la montaña parecía demasiado alta como para escalar.
Sin embargo, el equipo dio la cara. Michael Beasley tuvo una de sus ráfagas, Lance Stephenson sacó la guitarra (y los triples), y los Lakers, colectivamente, se comprometieron a ir hasta las últimas consecuencias en busca del triunfo.
Lakers cayeron de forma ajustada en tiempo suplementario, 138-134, ante los Rockets en Houston: pic.twitter.com/GXiYMou3JR
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Y de qué manera lo hicieron, disparando 17/17 en la línea de tiros libres en el cuarto periodo, y apoyándose en un Brandon Ingram soberbio en el tiempo suplementario.
Eso no alcanzaría, ya que Eric Gordon clavó un triple heroico sobre el filo del reloj en el tiempo regular, y luego Harden mostraría por qué es quien es hoy en día.
Gordon, además, mostró sangre fría encestando sus siete tiros libres en el tiempo extra, y los Rockets encontraron la forma de sobrevivir una vez más en este pasaje adverso repleto de lesiones.
De esa forma los Lakers perdieron un partido en el que hicieron suficientes méritos para ganar. En otros momentos de la temporada, los laguneros arañaron victorias que quizás no le pertenecían.
Y eso sucedió pese a actuaciones consagratorias, como la de Ingram en el suplementario (11 puntos), de Kyle Kuzma en el primer cuarto (20), o de Ivica Zubac en la segunda mitad (12 de sus 17 tantos).
@kylekuzma lideró a los Lakers con 32 puntos y 8 rebotes en la derrota en Houston: pic.twitter.com/msEKBhgRlZ
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La diferencia en triples (25 de los Rockets, 10 de los Lakers), inclinó la balanza a favor de los Lakers en un partido en el que todos los porcentajes generalmente anunciarían una cómoda victoria visitante.
Igual la diferencia en rebotes (56-39 para Lakers) y asistencias (27-23 para los de púrpura y dorado). Todo eso dice más sobre la positiva labor de los Lakers que sobre el resultado final.
Los Rockets se llevaron la victoria y Ball podría quedar marginado por su lesión. Pero los 53 puntos que redondearon los Lakers dan saldo positivo, y no hay mejor augurio que ese para las batallas que se vienen.
Source: Los Angeles Lakers