LOS ÁNGELES – Los Lakers siguen sin encontrar la fórmula.
Se sobreentiende que las ausencias de LeBron James, Rajon Rondo, y (el viernes) Kyle Kuzma iban a causar un cimbronazo en la estructura del equipo de Luke Walton, pero los efectos negativos se han manifestado de maneras inesperadas y el equipo todavía no ha podido hacer los ajustes necesarios.
Quizás la forma más específica en la que se nota la falta de sus figuras (y de las dos voces más importantes del vestuario) es en el exceso de individualismo.
El resultado es un equipo que carece de generadores de juego, y que se está apoyando demasiado en lo que puedan aportar Brandon Ingram y Lonzo Ball. Estos dos todavía no han podido encontrar el equilibrio entre anotar y distribuir, y con eso han llegado las derrotas recientes.
“Hasta que aceptemos que lo más importante es el equipo – y no puedo descifrar si es porque estamos fallando tiros abiertos y bandejas abiertas que dejamos de confiar en el otro”, dijo Luke Walton. “La bola se estaba moviendo de manera hermosa cuando conseguimos esa ventaja hasta el cuarto. Allí tuvimos un par de posesiones de buen movimiento de balón, y cuando la pelota dejó de entrar, los muchachos empezaron a tratar de hacerlo solos. Esa no es una receta para que nosotros ganemos”.
Luke Walton analizó las causas de la derrota y resaltó el esfuerzo de sus jugadores en remontar un gran déficit: pic.twitter.com/T5rbfBDWWN
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Los Lakers se mostraron como un conjunto ciclotímico, capaz de caer a un pozo de 17 puntos en el primer cuarto, y de mostrar suficiente paciencia a lo largo de la noche para retomar la ventaja y llegar arriba por seis al cuarto periodo.
Ese vuelco de 23 puntos se edificó con el granito de arena de muchos.
Lance Stephenson se encargó de la conducción y repartió siete asistencias. Kentavious Caldwell-Pope y Ball se combinaron para un 9/19 en triples. Ivica Zubac y JaVale McGee castigaron en la pintura. Ingram atacó el aro y consiguió ir a la línea.
Sin embargo, tal y como sucedió ante Sacramento y los Clippers en derrotas recientes, el equipo se apagó sobre el final. La falta de un cerrador como James, o de un general como Rondo, o incluso de un francotirador como Kuzma se hizo evidente. Y ante la adversidad – propia de una noche en la que el equipo no tuvo gran puntería pese a buscarse buenos tiros – la desesperación tuvo cara de hereje.
Ingram intentó ponerse al equipo en sus espaldas, pero no pudo hacerles cruzar la línea de meta. El alero lideró a los angelinos con 21 puntos, pero en 21 tiros, con más pérdidas (cinco) que asistencias (tres). Algo parecido le pasó a Ball, impreciso como pocas veces (seis pérdidas), y tímido en la creación como casi nunca (dos pases-gol).
“Tenemos que jugar por el otro, con los que están en la cancha”, recalcó Walton. “Nos costó esta noche de nuevo en el cuarto periodo nuevamente”.
El abuso de los aclarados y del uno contra uno fue desinflando las expectativas de victoria, y la frustración se tradujo en faltas cuando, eventualmente, la defensa también flaqueó. Los Lakers cometieron 12 faltas y concedieron 20 tiros libres en los últimos 12 minutos.
“Tenemos que meter tiros, pero igual no es la razón principal por la que perdimos”, agregó Walton. “Dejamos de hacer esos pases extra, que de repente terminan drenando la energía, que lleva a que se nos escapen del otro lado, a que no regresemos en defensa, a no llegar desde el lado débil. Son otras cosas que podemos controlar”.
Lakers quedaron a un paso de la remontada en la derrota por 119-112 ante los Knicks: pic.twitter.com/TMnFNzROYL
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Tanto el plantel como el cuerpo técnico están convencidos de que, pese a la avalancha de lesiones, la diferencia entre ganar y perder estos partidos radica asperezas que son capaces de limar. El rival también juega, y los Knicks dieron un buen esfuerzo, pero los Lakers les allanaron el camino con 17 pérdidas, 26 faltas, 13 rebotes ofensivos permitidos y cinco tiros libres marrados.
Es ahí de donde parte la esperanza, en saber que la distancia a recorrer hacia una nueva racha triunfal no es tan lejana ni intransitable.
Ante Minnesota y Dallas, el equipo buscará demostrarlo.
“Nadie se siente mal por nosotros, así que es hora de ir a la carretera juntos y tratar de ganar uno o dos en esta gira”, cerró el entrenador.
Source: Los Angeles Lakers